La historia que cuenta Kafka en "La metamorfosis" es muy conocida. El viajante de comercio Gregorio Samsa se despierta una mañana convertido en un enorme insecto, aunque sólo en su aspecto exterior, ya que sigue siendo capaz de razonar y sentir del mismo modo que cuando era una persona. Ante su situación, no deja de sorprender que estuviera "mucho más preocupado porque el gerente le reprochaba que no había ido a trabajar que por su nueva condición animal". Su familia, horrorizada por su nuevo físico, le recluye en un cuarto cerrado, al que sólo Grete, la hermana de Gregorio, se atreve a entrar. Ella es la encargada de cuidarle y proporcionarle alimento cada día.

El viajante era el que mantenía económicamente a toda la familia, que tenía que hacer frente a antiguas deudas. La nueva situación se lo impide, así que sus padres y su hermana se ven obligados a trabajar y a alojar huéspedes en casa. A pesar del cariño que sobre todo le tenía su hermana, poco a poco Gregorio pasa a ser para su familia un extraño, ya que "como nadie le entendía, nadie pensaba, ni siquiera su hermana, que él pudiese entender a los demás". "Hay que deshacerse de él" -llega a decirle la hermana al padre- "Esto acabará matándonos a los dos. Cuando hay que trabajar como nosotros trabajamos, no se puede soportar, encima, una tortura como esta".